lunes, 1 de noviembre de 2010

Dybdal lo hace otra vez

Camaradas, como sé que andaban de puente, los dejé descansar. Siguiendo la pista del Rana que nos introdujo a este joven maestro, les comparto el último disco, Waiting for that one clear moment (2010). Lo esperado: la experimentación sonora, el refinamiento lírico. Dejo la discusión al grupo sobre si está o no al nivel de Science. Y ya les digo, a bailar con las calacas. Aquí mero el torrente

3 comentarios:

sergio dijo...

Pues para mi el primero del Dybdal es como un viaje en tren de pocamadre pero en el segundo es como si te botaran eun pinche pueblo fantasma donde aparte hay un diablito ensuciando todo ,sobre todo en la primea rola en donde la cacofonia llega al punto en el que tiene que recurrir al viejo truco de "a day in the life" para salir de la mengambrea de ritmos y sonidos que atascó el diablillo.
Yo creo que el Dybdal se anda inyectando o fué a ver la nueva de Iñarritu.
Pero bueno ,yo creo que tambien hace falta escucharlo en una sesion en vivo .
Con todo respeto para el Dybdal que creo que fué la revelación de este año

rana dijo...

Dybdal (o dibdy, como le decimos sus amigos) vuelve a usar toda la paleta de recursos sonoros. Desde los más atascados-electrónicos hasta los más sutiles y acústicos.
En este disco francamente dejo al romantisismo de un lado y se puso mas agrio. Los paisajes sonoros llevan al caos y al delirio, sin embargo deja respirar. Nunca se a dicho que sea un buen cantante, aqui queda bien claro. Pero su obra no busca la comunicación intima por medio de la voz, sino mas bien, por medio de la totalidad de los pasajes, que bien se antojan angostos...apretados....irientes....de concreto y frios. La temática le queda bien al estilo interpretativo de este disco donde queda claro una vez más que la música electrónica va más alla de hacer ruidditos y mover clavijas. Entiendo al benjas en que este no es un paseo tan suave en tren, mas bien es como ver dos horas de noticieros a las 10 de la noche. Es notar que el agua del manantial se hizo oscura.
Queda claro el buen intento de incorporar sabores modernos a la obra que a veces incluso suena a los "cabezaderadio" o a los MGMT. Queda en este disco aún mas claro el buen manejo de espacios sonoros que usa como telones para poner dentro de mi cabeza ese mundo fragil que quiere caer en la simpleza.
Ingenuo esfuerzo de llevar la alegria del movimiento hippie a la era preguerras mundiales...que sería si hubiese existido el flower power en el 1929...pregunta lejana a alguien que vive en el continente americano que no vimos caer a nuestras casas en pedazos y a nuestras madres ensangrentadas gritando....no se lo lleven....no se lo LLEVEN!!!!!
La de la japonesa de plano que la quiten ....que pedo.???aunque salva por los arreglos de cuerdas del final.

Moonman dijo...

Excelente material de Dybdal a pesar de esa rola asquerosa que al parecer ya todos identifican. A pesar de uno que otro escalofrío que de repente pone a uno en guardia, este material demuestra que Dybdal no le teme a la experimentación. El cuato toma riesgos y la neta entrega de nuevo un material de altura. Quizas toma un tiempo en cuajar, pero una vez que entra de de lleno dentro de su territorio, el material ebulle y centellea cual ciudad maniaca. Este material sería algo así como el lado urbano de lo que el anterior fue el lado rural. Material netamente citadino que plantea diferentes escenarios citadinos(o atmósferas): ya sea compartiendo un martini con una geisha viendo las luces de Tokio desde un penthouse; ya sea inmerso en el trafico nocturno del Circuito Bicentenario un viernes de quincena a las 9 de la noche; ya sea trotando entre los parajes cuasiboscosos de un central Park; ya sea recorriendo la zona roja de alguna urbe europea onda Dinamarca; la cosa es que este material tiene mucho que ofrecer. Excelentes rolas, excelentes arreglos, exclente producción.